Publicado el marzo 15, 2024

La eficacia de un dashboard ejecutivo no se mide por la cantidad de datos, sino por la velocidad a la que genera una decisión correcta.

  • El objetivo no es la visualización de datos, sino la reducción drástica de la carga cognitiva del directivo.
  • La confianza es el activo más importante: cualquier truco visual o dato ambiguo destruye el valor del dashboard.

Recomendación: Abandone la mentalidad de «mostrar todo» y adopte un enfoque de «empatía cognitiva», diseñando cada elemento para minimizar el tiempo que transcurre entre ver y comprender.

Como analista de Business Intelligence, conoce la frustración. Pasa semanas construyendo un dashboard exhaustivo, conectando múltiples fuentes de datos y puliendo cada visualización. Lo presenta con orgullo, solo para descubrir meses después que nadie lo utiliza. El CEO sigue pidiendo resúmenes por correo electrónico y las decisiones se toman basadas en la intuición. Este ciclo es el síntoma de un problema fundamental que afecta a incontables organizaciones: creamos reportes para nosotros, los analistas, no para quienes deben usarlos.

La sabiduría popular nos dice que la solución es «mantenerlo simple», «usar colores» o «contar una historia». Si bien no son malos consejos, son platitudes que fallan en abordar la raíz del problema. La simplicidad no es solo estética; es una ciencia. Un dashboard para un CEO no es un lienzo para demostrar su dominio técnico de Power BI o Tableau. Es una herramienta de comunicación de alta precisión diseñada para un usuario con tiempo cero y una carga mental máxima. El verdadero desafío no es técnico, es psicológico.

Este artículo rompe con los consejos genéricos para presentarle un ángulo director diferente: la empatía cognitiva. El éxito de su cuadro de mando no depende de la complejidad de sus cálculos, sino de su capacidad para reducir el «tiempo-hasta-la-comprensión» (Time-to-Insight) a menos de 30 segundos. Le mostraremos cómo transformar sus dashboards de meros repositorios de datos a potentes catalizadores de decisiones, centrándose en la psicología del directivo y no solo en la tecnología. Veremos por qué ciertas visualizaciones fallan, cómo destilar la señal del ruido y por qué la integridad visual es un contrato de confianza inquebrantable.

A través de un análisis estructurado, exploraremos los errores comunes que convierten los dashboards en cementerios de datos y las estrategias precisas para construir herramientas que los líderes no solo entiendan, sino que exijan. Este es el camino para pasar de ser un creador de reportes a un verdadero socio estratégico en la toma de decisiones.

¿Por qué los gráficos circulares confunden a su audiencia en comparaciones financieras?

El gráfico circular (o de tarta) es quizás la visualización más utilizada y, a la vez, una de las más ineficaces para la toma de decisiones ejecutivas, especialmente en contextos financieros. Su popularidad reside en su aparente simplicidad para mostrar partes de un todo. Sin embargo, su principal debilidad es biológica: el cerebro humano es notablemente malo para comparar ángulos y áreas. Cuando un CEO mira un gráfico circular con más de tres o cuatro segmentos, su cerebro no puede determinar con precisión qué porción es más grande sin leer las etiquetas, lo que anula el propósito de una visualización rápida.

Para comparaciones financieras, donde la precisión es clave, esta ambigüedad es fatal. ¿La categoría de producto «A» es un 2% o un 5% más grande que la «B»? Es imposible saberlo de un vistazo. El resultado es un aumento de la carga cognitiva: en lugar de absorber la información instantáneamente, el ejecutivo debe esforzarse en decodificarla. Esto viola el principio fundamental del «tiempo-hasta-la-comprensión». La alternativa superior en la mayoría de los casos son los gráficos de barras, que aprovechan la capacidad innata del cerebro para comparar longitudes en un eje común, o los treemaps para datos jerárquicos.

Comparación lado a lado entre visualización treemap y gráfico circular mostrando mismos datos

El treemap, en particular, es una herramienta poderosa. Representa los datos jerárquicos como un conjunto de rectángulos anidados, donde el área de cada rectángulo es proporcional a su valor. Esto permite al CEO ver tanto la composición general (el «todo») como las contribuciones individuales (las «partes») de una manera mucho más clara y densa en información que un gráfico circular.

Estudio de caso: Implementación de treemaps en Power BI para dashboards ejecutivos

Microsoft documenta cómo las empresas pueden usar los treemaps en Power BI para visualizar jerarquías de ventas de forma efectiva. En un caso de una empresa de retail, el equipo de BI sustituyó los gráficos circulares que mostraban las ventas por categoría. El nuevo treemap permitió a la dirección identificar de inmediato que la categoría ‘Hombres’ tenía las ventas más altas, mientras que ‘Calcetería’ presentaba las más bajas. Además, con un solo vistazo, podían ver la distribución del inventario por marca y modelo dentro de cada categoría principal, algo imposible de lograr con un gráfico circular, mostrando claramente la distribución con rectángulos proporcionales al valor de ventas.

Al eliminar los gráficos circulares de sus dashboards financieros, no solo mejora la precisión, sino que demuestra una comprensión profunda de la comunicación visual eficaz, un primer paso hacia la construcción de una verdadera empatía cognitiva con su audiencia ejecutiva.

Cómo filtrar el ruido: elegir los 5 indicadores que realmente importan para la dirección

El segundo pecado capital en el diseño de dashboards es la sobrecarga de información. En un intento por demostrar exhaustividad, los analistas a menudo llenan la pantalla con docenas de métricas, creyendo que «más es mejor». El resultado es el opuesto: un muro de números y gráficos que genera parálisis por análisis. Un CEO no necesita ver todo; necesita ver lo que requiere su atención ahora. La destilación de la señal, el proceso de filtrar el ruido para aislar los indicadores verdaderamente críticos, es la habilidad más valiosa de un analista estratégico.

El objetivo es presentar un máximo de 5 a 7 indicadores clave de rendimiento (KPIs) en la pantalla principal. Este número no es arbitrario; se basa en los límites de la memoria de trabajo humana. Limitar la cantidad de información permite al ejecutivo evaluar la salud del negocio de un solo vistazo y decidir si necesita profundizar o puede seguir con su día. La selección de estos KPIs no debe ser un ejercicio técnico, sino estratégico, alineado directamente con los objetivos trimestrales o anuales de la compañía.

Como lo expresan los expertos, el contexto del usuario es primordial. En un análisis sobre el tema, se destaca un punto crucial:

Los dashboards ejecutivos deben ser personalizables para varios tipos de usuarios y tareas. Los ejecutivos en la parte superior de una jerarquía a menudo deben integrar datos de áreas funcionales dispares al tomar decisiones críticas.

– M. Resnick, UNIR Perú – Dashboards Ejecutivos

Esta personalización implica que los KPIs para un CEO no serán los mismos que para un CFO o un CMO, aunque puedan derivar de las mismas fuentes de datos. La clave es responder a la pregunta: «¿Qué métricas, si cambiaran drásticamente, obligarían al CEO a convocar una reunión de emergencia?».

Plan de acción: Método de la pirámide de métricas invertida

  1. Identificar el objetivo estratégico: Comience por el objetivo empresarial número uno del trimestre (ej: «Aumentar la cuota de mercado en el segmento X»).
  2. Derivar KPIs directos: Seleccione 1-2 KPIs que midan directamente ese objetivo (ej: «% de cuota de mercado», «Tasa de adquisición de nuevos clientes en el segmento X»).
  3. Añadir KPIs complementarios: Incorpore 3-4 KPIs financieros y operativos que soporten el objetivo principal (ej: «Margen de contribución», «Coste de Adquisición de Cliente (CAC)», «Lifetime Value (LTV)»).
  4. Incluir un indicador de riesgo: Agregue al menos un Indicador Clave de Riesgo (KRI) para alertas tempranas (ej: «Tasa de abandono de clientes (Churn Rate)»).
  5. Validar con el test de 5 segundos: Asegúrese de que cada métrica seleccionada permita al CEO entender la situación y decidir una acción potencial en menos de 5 segundos.

Al presentar un conjunto de métricas altamente curado, usted transforma el dashboard de un simple reporte a un sistema de navegación estratégica, guiando la atención del líder hacia donde más se necesita.

Tableau o Power BI: ¿cuál se adapta mejor a una empresa con entorno Microsoft 365?

La elección de la herramienta de BI es una decisión con implicaciones significativas en costes, adopción y capacidades analíticas. Para una empresa que ya opera dentro del ecosistema de Microsoft 365 (usando Teams, SharePoint, Azure, etc.), la balanza a menudo se inclina hacia Power BI por una razón principal: su integración nativa y fluida. Esta sinergia no es un detalle menor; significa que los dashboards se pueden incrustar directamente en canales de Teams, los datos se pueden actualizar desde listas de SharePoint sin esfuerzo y la autenticación de usuarios se gestiona centralizadamente a través de Azure Active Directory. Esto reduce drásticamente la fricción para el usuario final.

Por otro lado, Tableau ha sido tradicionalmente considerado el líder en cuanto a flexibilidad y profundidad analítica. Su motor de visualización permite a los analistas expertos crear visualizaciones complejas y personalizadas que pueden ser más difíciles de replicar en Power BI. Su comunidad de usuarios es también más madura y extensa, ofreciendo una gran cantidad de recursos y soluciones a problemas complejos. Sin embargo, esta potencia tiene un coste de licencia significativamente mayor y una curva de aprendizaje más pronunciada, especialmente para usuarios no técnicos acostumbrados a la interfaz de Office.

La decisión, por lo tanto, no es simplemente «cuál es mejor», sino «¿qué se prioriza?». Si el objetivo principal es la distribución masiva de reportes estandarizados a una audiencia amplia con diferentes niveles de habilidad técnica, Power BI es la opción más eficiente y rentable. Si la prioridad es dotar a un equipo de analistas de élite con la herramienta más potente para el descubrimiento y el análisis exploratorio profundo, Tableau podría justificar la inversión adicional.

Una comparativa de herramientas para dashboards de CEO resume bien las diferencias clave en este contexto:

Comparación Power BI vs Tableau en entorno Microsoft 365
Criterio Power BI Tableau
Integración M365 Nativa y completa Requiere conectores adicionales
Costo de licencia $10-20 usuario/mes $70+ usuario/mes
Curva aprendizaje Menor para usuarios Office Mayor pero más flexible
Capacidades analíticas Buenas para reportes estándar Superiores para análisis profundo
Comunidad Creciente Más madura y amplia

Estudio de caso: Modelo híbrido en Fabuwood

Fabuwood, una empresa de fabricación, implementó un ingenioso modelo híbrido. Utilizan Power BI para la distribución masiva de dashboards estandarizados, integrándolos directamente en Microsoft Teams para toda la organización. Esto garantiza que todos, desde ventas hasta operaciones, tengan acceso a la misma versión de la verdad. Simultáneamente, mantienen un número limitado de licencias de Tableau para su equipo de analistas avanzados, quienes las utilizan para investigaciones profundas y análisis predictivos. Según su Director de Tecnología, este enfoque les permite tener «lo mejor de ambos mundos»: acceso democrático a los datos y capacidad de análisis de vanguardia, mejorando la visibilidad de la rentabilidad general.

En última instancia, la mejor herramienta es la que se usa. Para un CEO en un entorno Microsoft, la mínima fricción de Power BI puede ser el factor decisivo que garantice la adopción del dashboard.

El error de escala en los ejes que hace parecer exitosa una campaña desastrosa

Más allá de la elección de gráficos o KPIs, existe un error sutil pero devastador que puede destruir por completo la credibilidad de un dashboard: la manipulación de la escala de los ejes. Es una práctica engañosa, a menudo involuntaria, donde se ajusta el eje Y (el eje de valores) de un gráfico de barras para que no comience en cero. Esto exagera visualmente las diferencias entre los valores, haciendo que pequeñas variaciones parezcan dramáticas. Una caída del 2% en las ventas puede parecer un desplome catastrófico, o un aumento del 1.5% puede presentarse como un éxito rotundo.

Esta manipulación rompe lo que el pionero de la visualización de datos Edward Tufte denomina el «contrato de confianza» entre el creador del dashboard y su audiencia. Como él mismo advierte, este no es un simple error técnico.

Manipular el eje Y de un gráfico no es un error técnico, sino una quiebra del contrato de confianza con el CEO. Una vez que la confianza se pierde, el dashboard es inútil.

– Edward Tufte, Principios de visualización de datos

En el momento en que un ejecutivo descubre que una visualización ha sido «adornada» para contar una historia más favorable, todo el cuadro de mando queda bajo sospecha. La confianza, una vez perdida, es casi imposible de recuperar. La integridad visual no es negociable. La regla de oro es simple: los gráficos de barras que comparan magnitudes deben siempre empezar su eje Y en cero. La única excepción son los gráficos de líneas que muestran fluctuaciones a lo largo del tiempo, donde un eje truncado puede ser útil para ver la volatilidad, siempre que se indique claramente.

Para variaciones muy pequeñas, es mejor representarlas textualmente. Las mejores prácticas de visualización de datos empresariales sugieren que las variaciones menores al 5% a menudo no justifican una manipulación de la escala y se comunican mejor con un número y un indicador. En lugar de un gráfico engañoso, un simple cuadro con «Ventas: -1.2% (estable)» es más honesto y, por lo tanto, más útil. Para mantener la integridad, siga un protocolo estricto:

  • Iniciar siempre el eje Y en cero para gráficos de barras que comparen valores.
  • Usar una escala logarítmica solo para visualizar tasas de crecimiento exponenciales, y siempre etiquetarla de forma prominente.
  • Representar variaciones menores al 5% de forma textual, añadiendo un calificador como «estable».
  • Implementar un código de colores consistente y no ambiguo (ej: rojo solo para métricas que requieren acción inmediata).
  • Incluir líneas de referencia para mostrar objetivos, promedios históricos o benchmarks, proporcionando un contexto crucial.

Su rol como analista no es ser un animador, sino un presentador imparcial de la realidad. La honestidad visual genera la confianza que convierte un dashboard en una herramienta de gestión indispensable.

Cómo configurar niveles de detalle (drill-down) sin abrumar al usuario final

La interactividad es a menudo promocionada como una característica esencial de los dashboards modernos. La capacidad de «hacer drill-down» (profundizar en los datos) permite a un usuario pasar de una vista de alto nivel a un análisis más detallado. Sin embargo, mal implementada, esta funcionalidad puede ser una trampa. Un exceso de filtros, clics y menús desplegables puede transformar un dashboard claro en un laberinto confuso, aumentando la carga cognitiva en lugar de reducirla. El objetivo no es ofrecer infinitas posibilidades de exploración, sino guiar al usuario hacia la siguiente pregunta lógica de una manera intuitiva.

El principio de empatía cognitiva aquí dicta que el drill-down debe ser contextual y progresivo. En lugar de forzar al CEO a navegar a una pantalla completamente nueva, las soluciones más elegantes revelan el detalle en el mismo lugar. Esto se puede lograr a través de varias técnicas:

  • Tooltips contextuales: Al pasar el cursor sobre una métrica, aparece una pequeña ventana (tooltip) que muestra un mini-gráfico con la tendencia histórica o el desglose por categoría. El contexto principal permanece visible, y el detalle es opcional y no intrusivo.
  • Expansión en el lugar: Al hacer clic en una categoría de un gráfico, esta se expande para mostrar las subcategorías dentro del mismo gráfico, en lugar de llevar a otra página.
  • Jerarquías visuales claras: El diseño debe sugerir la existencia de más detalle. Por ejemplo, un texto con un pequeño icono «+» al lado indica que se puede hacer clic para obtener más información.
Visualización de tres niveles de profundidad en dashboard ejecutivo con capas transparentes

La clave es mantener la sensación de control y ubicación. El CEO siempre debe saber dónde está, de dónde vino y cómo volver. Un drill-down que abre una nueva pestaña o cambia completamente la vista puede desorientar y romper el flujo de análisis.

Estudio de caso: Implementación de tooltips contextuales

Una empresa de instalaciones eléctricas rediseñó su dashboard de CEO para abordar la sobrecarga de información. En lugar de tener páginas separadas para cada métrica, implementaron tooltips contextuales avanzados. Al pasar el cursor sobre el KPI «Nuevos Clientes», aparecía un mini-gráfico de tendencias de los últimos 6 meses y un desglose por tipo de plan contratado. Esto permitió al CEO ver rápidamente no solo cuántos clientes nuevos había, sino también qué tipo de clientes estaban comprando y si la tendencia era positiva, sin cambiar de vista. El tiempo promedio para analizar el rendimiento de adquisición se redujo de casi 5 minutos (navegando entre varios reportes) a menos de 30 segundos.

Un drill-down bien diseñado se siente como una conversación natural, donde el dashboard anticipa y responde a la siguiente pregunta del CEO de forma fluida y sin esfuerzo.

Interfaz bonita o muchas funciones: ¿qué priorizar para equipos de campo no tecnológicos?

El debate entre estética y funcionalidad es antiguo, pero en el contexto de los dashboards para usuarios no tecnológicos, como equipos de campo o directivos, la respuesta es clara: la claridad cognitiva siempre triunfa sobre la decoración estética. Un dashboard puede tener un diseño visualmente impactante, con gradientes, sombras y animaciones, pero si un directivo no puede extraer la información principal en segundos, es un fracaso. La belleza que no sirve a la claridad es simplemente ruido.

El concepto de «tiempo-hasta-la-comprensión» es la métrica definitiva aquí. La eficacia de un diseño se mide por la velocidad con la que el cerebro del usuario puede pasar de percibir los datos a comprender su significado y decidir una acción. Para ello, cada elemento visual debe tener un propósito. El color no debe usarse para «hacerlo bonito», sino para codificar información (ej: rojo para alertas, verde para objetivos cumplidos). El espacio en blanco no es un vacío a llenar, sino una herramienta para agrupar elementos relacionados y guiar el ojo del espectador.

Un criterio clave para evaluar este aspecto es el «Test de los 5 segundos». Según estudios de usabilidad en dashboards empresariales, este principio es fundamental para el éxito: si un directivo no puede identificar el mensaje principal en 5 segundos, el diseño ha fracasado. Esta regla obliga al diseñador a ser implacable en su búsqueda de la simplicidad y la claridad. Esto implica tomar decisiones difíciles, como eliminar esa visualización «interesante pero no esencial» o reducir el número de KPIs a los absolutamente críticos.

Para maximizar el «tiempo-hasta-la-comprensión», el diseño debe seguir principios de UX probados:

  • Priorizar la claridad cognitiva: Cada decisión de diseño (color, fuente, espaciado) debe justificarse por su contribución a una comprensión más rápida.
  • Limitar el número de elementos: Una pantalla no debe contener más de 5 a 7 elementos visuales para evitar la sobrecarga cognitiva.
  • Usar un código de colores simple y universal: Verde/Amarillo/Rojo es un sistema entendido globalmente que no requiere interpretación.
  • Integrar sugerencias prescriptivas: Junto a una métrica en rojo, se puede incluir un texto de acción claro: «Acción recomendada: Revisar rentabilidad del Canal X».

Un diseño verdaderamente bueno es invisible. El CEO no debe notar el dashboard; debe notar la información. La mejor interfaz es la que se interpone lo menos posible entre el dato y la decisión.

¿Por qué Google penaliza su web aunque tenga buen contenido si el layout se mueve al cargar?

A primera vista, una métrica técnica de rendimiento web como el Cumulative Layout Shift (CLS) puede parecer irrelevante para el diseño de un dashboard de CEO. Sin embargo, el principio detrás del CLS es una analogía perfecta para un problema crucial en la experiencia de usuario de los dashboards: la inestabilidad visual y la ruptura de la confianza. El CLS mide cuánto se mueven inesperadamente los elementos visibles de una página mientras se carga. Un CLS alto ocurre cuando, por ejemplo, un usuario intenta hacer clic en un botón, pero una imagen o un anuncio se carga justo encima, desplazando el botón y haciendo que el usuario haga clic en el lugar equivocado. Es una experiencia profundamente frustrante.

El equipo de Google lo describe de manera elocuente, y la analogía es directamente aplicable a un dashboard. Como explican en su documentación sobre Core Web Vitals, el CLS es como si un vendedor en una tienda física cambiara las etiquetas de precio justo cuando un cliente va a coger un producto. Genera frustración y destruye la confianza. En un dashboard, el equivalente es un gráfico que se redimensiona, una tabla que aparece tarde o KPIs que cambian de posición mientras los datos se cargan. Si un CEO intenta hacer clic para profundizar en una métrica y el dashboard se «mueve», la experiencia se vuelve errática e impredecible.

El impacto de esta inestabilidad no es trivial. En el mundo web, un CLS mayor a 0.25 puede aumentar la tasa de rebote hasta en un 32%. En un dashboard, el resultado es similar: el abandono. Un CEO no tiene tiempo para lidiar con una interfaz que parece «rota» o poco fiable. Cada vez que el diseño se comporta de manera inesperada, se erosiona el «contrato de confianza». El directivo empieza a dudar no solo de la interfaz, sino, por extensión, de los propios datos que esta presenta.

Para evitar este problema, los dashboards deben diseñarse para ser estables:

  • Usar contenedores con dimensiones fijas: Cada gráfico o KPI debe tener un espacio reservado en la cuadrícula del layout, incluso antes de que los datos se hayan cargado.
  • Mostrar indicadores de carga: En lugar de una pantalla en blanco que se reorganiza, es mejor mostrar «esqueletos» o spinners de carga dentro de los contenedores fijos.
  • Optimizar las consultas de datos: Asegurarse de que los datos se carguen lo más rápido posible para minimizar el tiempo en que el dashboard parece incompleto.

Un dashboard estable y predecible se percibe como profesional y fiable, reforzando la credibilidad de la información que contiene y asegurando su adopción a largo plazo.

Puntos clave a recordar

  • La eficacia de un dashboard se mide por el «tiempo-hasta-la-comprensión», no por la cantidad de datos.
  • La integridad visual es un contrato de confianza; cualquier manipulación (como ejes que no empiezan en cero) lo rompe.
  • La claridad cognitiva debe primar siempre sobre la estética decorativa. Un buen diseño es invisible.

Cómo reconocer a su cliente cuando compra en la web, en la app y en la tienda física

Un dashboard ejecutivo es tan bueno como los datos que lo alimentan. Puede tener el diseño más claro y los KPIs mejor seleccionados, pero si los datos subyacentes son fragmentados o incompletos, las conclusiones serán erróneas. Uno de los mayores desafíos para las empresas modernas, especialmente en el sector B2C, es la fragmentación de la identidad del cliente. Un mismo cliente puede interactuar con la marca a través de múltiples canales: visita la web desde su portátil, usa la app en su móvil, hace clic en un anuncio en redes sociales y, finalmente, compra en una tienda física. Para la mayoría de los sistemas, estos son cuatro «clientes» diferentes.

Sin una visión unificada, es imposible calcular métricas tan fundamentales como el Lifetime Value (LTV) real o entender el verdadero camino de compra del cliente. Se toman decisiones basadas en una realidad parcial: el equipo de e-commerce podría ver a un cliente como poco rentable porque solo hace compras pequeñas online, sin saber que ese mismo cliente realiza grandes compras estacionales en la tienda física.

La solución a este problema es la implementación de una Plataforma de Datos de Cliente (CDP – Customer Data Platform). Un CDP es un software que ingiere datos de todas las fuentes (CRM, e-commerce, app, punto de venta, etc.), los limpia y unifica para crear un perfil único y persistente para cada cliente. Este perfil omnicanal es la base para un análisis de negocio preciso y, por lo tanto, para un dashboard de CEO que refleje la realidad completa de la empresa.

Representación visual de un cliente interactuando con múltiples canales de venta conectados

Estudio de caso: El valor oculto revelado por una vista omnicanal

Un retailer de moda implementó un CDP para unificar su vista del cliente. Antes de la implementación, consideraban a los clientes que compraban online con frecuencia pero en cestas pequeñas como un segmento de bajo valor. Sin embargo, al unificar los datos con las compras en tienda física, descubrieron que este mismo segmento era, en realidad, uno de sus más valiosos. Estos clientes usaban el canal online para compras de reposición, pero realizaban compras grandes y de alto margen en las tiendas físicas dos veces al año. La unificación de la vista del cliente aumentó el LTV percibido para este segmento en un 45%, cambiando por completo la estrategia de marketing y fidelización de la empresa.

La calidad de las decisiones depende de la calidad de los datos. Para ello, es indispensable poder reconocer a su cliente en todos sus puntos de contacto.

Invertir en una base de datos unificada no es un coste técnico, es una inversión estratégica. Es el fundamento que permite a un dashboard ejecutivo pasar de ser un simple reporte a convertirse en el verdadero centro neurálgico de la inteligencia de negocio de la compañía.

Escrito por Andrés Molina, Estratega de Transformación Digital y Business Intelligence. Especialista en automatización de procesos (RPA) y visualización de datos para PYMES, con un enfoque en el retorno de inversión (ROI).